
En la calle Alfonso XII, al final de la calle, se encuentra la llamada piedra llorosa. Esta piedra es donde se dice que se sentó el entonces Alcalde de Sevilla, García de Vinuesa, para presenciar los masivos fusilamientos del 2 de julio de 1857 con motivo de los levantamientos contra Isabel II. La mayoría de los fusilados eran menores de edad y miembros de familias de la aristocracia sevillana.
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"Sevilla, mi amada, mi chiquilla, mi enamorada,
cultura de naciones, esplendor de occidente,
ciudad milenaria en su historia encadenada,
como mujer esclava de su amor consiente,
de que es feliz siendo apasionada".