sábado, 2 de junio de 2007

Tartessos II


Economía:
La base fundamental de la economía de Tartessos era la agricultura, la ganadería y la pesca. Sin embargo, la riqueza por excelencia fueron los metales, especialmete el oro, la plata y el estaño. Cuando las minas del Sinaí cayeron en desuso, los fenicios buscaron metales en esta zona. Su principal fuente de riqueza era la plata para la acuñación de monedas. Se especializaron sobre todo en el cultivo de cereales, usando las técnicas importadas de los fenicios, sin olvidar las huertas y los frutales. La ganadería era muy importante, especialmente para consumo interno. El comercio fue la base de su economía y, a cambio de los metales, recibieron joyas y otros productos manufacturados. Este trueque fue muy importante, ya que facilitó el intercambio de aspectos culturales y religiosos.

Sociedad:
Monarquía autoritaria, donde la mayoría de la población se encontraba trabajando en minas, la ganadería o el campo. Las élites no tenían poder sobre estas gentes, pero sí sobre su trabajo. Las clases superiores se asentaban en un poder militar, como se puede observar en algunas necrópolis, donde los ajuares más ricos lo tienen tumbas con estelas con armas guerreras. La sociedad estaba dividida en varias clases sociales: príncipes, sacerdotes, comerciantes, hombres libres (campesinos, artesanos, comerciantes, marineros) y esclavos.

Religión:
Hay muy pocos datos, pero se cree que al igual que el resto de pueblos del Mediterráneo era también una religión politeísta. Se cree que pudieron adorar a una diosa producto de la aculturación de los fenicios, Astarté o Potnia. Pudo haber una divinidad fenicia masculina, Baal o Melkart. Se han encontrado santuarios de estilo fenicio en el yacimiento de Castulo (Linares, (Jaén)). Se han encontrado exvotos en diversos puntos de Andalucía y en otros puntos más alejados, como Salamanca, que no se sabe exáctamente de dónde provienen. En el aspecto religioso, la aculturación fenicia fue diferencial, no influyó en todos los sitios por igual.


Desaparición de Tartessos:
En el siglo VI adC, Tartessos desaparece abruptamente de la historia, posiblemente barrida por Cartago que, después de la batalla de Alalia, entre Cartago y Grecia, le hizo pagar así su alianza con los griegos. Otros dicen que fue refundada, bajo condiciones poco claras, bajo el nombre de Carpia. Los romanos llamaron a la amplia Bahía de Cádiz 'Tartessius Sinus', pero el reino ya no existía.

Otras teorías sobre su desaparición son: problemas de tipo interno, problemas económicos como el agotamiento de las vetas de minerales que constituían una de las grandes fuentes de riqueza y comercio de la zona, por invasiones de los celtas e incluso se habla de que pudo haber un terremoto.

Más recientemente se ha planteado que esta civilización pudo ser barrida del mapa por la sucesión de desastres naturales en la zona, varios investigadores han planteado la hipótesis de que un Tsunami pudiera haber sepultado la capital tartesa bajo el agua.

Yacimientos:
Los yacimientos más importantes que se podrían considerar tartésicos son:

* Los tesoros de:
o Carambolo
o Aliseda
o Belvís de la Jara
* La necrópolis de la Joya, en Huelva capital
* Cancho Roano
* Tejada La Vieja

El yacimiento de Cancho Roano, situado en Zalamea de la Serena (Badajoz) aún constituye una incógnita: ¿palacio, mercado, lugar de culto, santuario funerario? ¿o por el contrario era un gran complejo que cumplía diferentes funciones?

Su estructura evidencia la influencia oriental sobre Tartessos: patio delantero con torres en las alas de tipo migdal, escalera lateral, sala transversal, habitaciones con cámara y antecámara, espacio central, almacenes, segunda planta destinada a almacén y vivienda, trazado geométrico, uso de adobe, pseudoortostatos y, muy probablemente, cubierta aterrazada. Estas fórmulas arquitectónicas apuntan a la zona nordsiria y, quizás, de Fenicia septentrional más que a Mesopotamia, Siria meridional o, incluso, Palestina, pues parecen derivar de los palacios nordsirios de inicios del I milenio, cuyo elemento más característico es el bît-hilani o pórtico de columnas abierto a un salón del trono con su eje longitudinal paralelo a la fachada, pudiendo considerarse origen de la apadana persa y del iwan de la arquitectura sasánida y árabe.

En cuanto al yacimiento de Tejada La Vieja situado en el municipio onubense de Escacena del Campo, se trata de una ciudad habitada entre los siglos VIII y IV (a.c) en la ruta que llevaría los minerales obtenidos en las minas próximas a Riotinto a los puertos que se encontrarían en la entonces muy próxima desembocadura del Guadalquivir, en el lago conocido por los romanos como Ligustino que ahora ocupan las marismas. Se conserva sorprendemente bien el perímetro amurallado y las estructuras de las viviendas.

A pesar de que hay numerosos restos arqueológicos en el sur de España, como el tesoro del Carambolo, que se consideran pertenecientes a la cultura tartésica, la ciudad de Tartessos aún no ha sido hallada. Su posible emplazamiento ha sido objeto de estudio por el arqueólogo e hispanista alemán Adolf Schulten (1870-1960), que murió sin ver cumplido su sueño de encontrar la ciudad. Su teoría sobre la ciudad de Tartessos, fue muy polémica y muchos la tacharon de fantasiosa. Creyó que la ciudad podría estar en el coto de Doñana, siendo avalada de esta tesis por el hallazgo de la Estela Tartésica de Villamanrique, ocurrido el 22 de marzo de 1978 en el paraje denominado Chillas (Villamanrique de la Condesa, Sevilla) por dos de sus vecinos (D. Manuel Zurita Chacón y D. Manuel Carrasco Díaz); una localidad limítrofe con el Parque Nacional de Doñana. Esta inscripción arqueológica en piedra única, del s. VI a.C., que nos documenta sobre la escritura indígena, se conserva en el Museo Arqueológico Provincial de Sevilla.

Siguiendo la hipótesis de Doñana, en el verano del 2007 los investigadores del CSIC Sebastián Celestino y Juan Villarías Robles, el profesor de la Universidad de Huelva Antonio Rodríguez y el historiador Ángel León van a hacer un sondeo arqueológico en la zona de la Marisma de Hinojos donde fotografías satelitales y muestras del subsuelo sugieren que podría haber restos.

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