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sábado, 9 de mayo de 2009

La Hacienda de Torre de Doña María


La hacienda, cuyo origen se halla en una alquería árabe, propiedad del reyezuelo Ibn Jaldún (s. IX), se configura como una de las edificaciones más antiguas del término municipal de Dos Hermanas, como lo atestiguan los numerosos restos hallados en sus proximidades, aunque el caserío en sí parece haber sido construido, según la tradición, por el rey Pedro I para su favorita María de Padilla en el siglo XIV, de donde procede su denominación. Durante más de cuatro siglos perteneció al Arzobispado de Sevilla (1371-1833) y a partir del siglo XIX pertenece a la familia Ybarra, acometiendo una profunda restauración que la dotó de su fisonomía actual en torno a 1930.

En su interior sobresale la torre de Ibn Jaldún (s. XII-XIII), de doce metros de altura y tres plantas, la capilla, con altar barroco que alberga crucificado de plata y marfil y el patio, que conserva ejemplares de mosaicos romanos procedentes de Itálica, así como abundante vegetación que lo asemeja más por su configuración, a un palacete de recreo que a una hacienda de olivar.

Frente a la puerta de acceso se sitúan dos especies botánicas únicas por sus peculiaridades y antigüedad: una palmera con cinco troncos y un zapote de Indias u ombú, de procedencia sudamericana, con más de 400 años.

Destacan de igual modo los jardines exteriores al inmueble, en cuyo extremo se sitúa el denominado "Salón de María de Padilla", de inspiración árabe, y construido durante la última gran restauración de 1930. El conjunto mereció la Declaración de Jardín Ornamental y la totalidad de la hacienda, así como un entorno de protección de doce hectáreas, ha recibido su consideración de Bien de Interés Cultural por Consejo de Gobierno de 5 de noviembre de 2002.

martes, 21 de abril de 2009

Hacienda de Quintos

La Hacienda de Quintos puede considerarse como la hacienda más antigua de Dos Hermanas, resultado de la unión de tres cortijos colindantes: el de San Clemente o "de las monjas", perteneciente al Monasterio de San Clemente de Sevilla; el Cortijo Nuevo, del Cabildo Catedral de Sevilla; y el Cortijo Grande, cuyo propietario era el Duque de Alcalá. Prueba su antigüedad son sus restos romanos, visigodos, árabes y posteriores hallados en sus alrededores y la cita del lugar de Quintos en el Itinerario de Antonino, del siglo II. Asimismo existió un poblado en torno a este conjunto, contando con iglesia y pila bautismal hasta 1690.



El conjunto queda estructurado en dos construcciones, de una parte los cortijos de San Clemente y Nuevo -zona de mayor interés histórico-, que forman una edificación y a unos metros, el Grande o Viejo, del que únicamente permanecen algunos lienzos.



Sobresale en el recinto la torre almenada, del siglo XIII, construida con fines militares, así como molinos de aceite y la torre de contrapeso, amén de tinajas y otras dependencias propias de las labores agrícolas desarrolladas en Quinto. El pasado olivarero de ésta y otras haciendas de la localidad, y el peso específico del sector de la aceituna de mesa ha contribuido a la ubicación en este lugar del Museo Provincial del Olivo, que reúne las características etnográficas más singulares de la tradición olivarera sevillana.



Actualmente se encuentra en un proceso de rehabilitación.