domingo, 12 de julio de 2009

Enzo Maresca: El adiós de un trozo de la historia del Sevilla FC

Pasarán los años.

Llegarán, es posible, momentos amargos que me hagan retornar al pasado que siempre fue presente en mi vida de sevillista antes de aquel mágico 10 de mayo de 2006.
Viviré, seguro que sí, temporadas sin copas levantadas, sin semifinales que terminen bien, sin Finales con mi Sevilla presente.

Pero en mi vida ya siempre habrá un italiano bendito remachando con toda su rabia un balón muerto en la frontal del área pequeña de un equipo inglés, un zurdazo lejano de ese salernitano que nos cambió la vida...

Hoy se va uno de los grandes, uno de los que han contribuido a devolver al Sevilla FC al sitio que le corresponde, al sitio de los grandes.

Pasarás a la Historia, querido Enzo, por ser uno de los jugadores del mejor Sevilla FC de la Historia.

Enzo Maresca llegó al Sevilla FC con el 25 a la espalda y una trayectoria plagada de cesiones, quizás demasiadas curvas para un jugador que necesitaba estabilizar sus virtudes. Lo logró en Nervión, sus vistosas cualidades germinaron en el Sánchez Pizjuán y su cosecha todavía hoy alimenta al sevillismo con recuerdos que nada, absolutamente nada, podrá borrar, recuerdos que profesan hacia su persona la mayor de las admiraciones. Ayer, hoy y siempre.

Allá por el verano de 2005, cuando el Sevilla era un aspirante a todo que no había ganado nada, le preguntaron en la rueda de prensa de su presentación si era especialista lanzando faltas, pues en principio venía como una segunda opción. Maresca negó, no quiso aparentar más de lo que era ni atribuirse una habilidad de la que no gozaba, fue sincero como siempre, como cada día de los cuatro años en los que ha permanecido en Nervión. Caprichos del destino o no, Enzo Maresca no marcó jamás un golpe franco como jugador nervionense, tampo lo necesitó. Con su talento, con su ingenio preciso y pausado para generar fútbol, se bastó para escribir con letras mayúsculas su nombre en la centenaria historia del Sevilla FC. Y esas letras son indelebles, por más que el tiempo pase y el olvido intente suplantar el presente por el ayer.

Se va Enzo Maresca al Olympiacos. El destino que imprime la fuerza del balón le aleja de Nervión. Pero Nervión no olvida ni puede olvidarle. Se va un héroe, aquel que en la 05/06 se disfrazó de mentalista e hizo carburar la máquina de fútbol que acabó descorchando ilusiones y grandeza en Eindhoven. Se va aquel que marcó el penalti en el derbi de nueve contra once, aquel que se alió con la osadía para convertirse en el rey del gol en la noche soñada por generaciones de sevillistas, el que hizo el doblete mítico, el que embalsamó las llaves de los sueños nervionenses para abrir al sevillismo el pórtico de la gloria ese 10 de mayo que le cataloga como mito por encima de futbolista y persona para el imaginario colectivo del Ramón Sánchez Pizjuán.

Se va aquel que en la eliminatoria de octavos ante el Shacktar se inventó un penalti clave en la ida, que también marcó, el mismo que en la vuelta de ese cruce metió al equipo en el camino de Glasgow cuando estaba descarrilado perdiendo 2-0. Se va uno de los que tiró del carro en la 07/08, cuando la plantilla estaba rota anímicamente, uno de los que dio un paso adelante y reclamó galones para levantar al gigante caido y hacerlo competir por la Champions hasta el final.

Todos esos méritos le han hecho gigante y le han dado un nombre en el fútbol europeo. Pero llegó el adiós, un hasta siempre porque su figura, pese a los miles de kilómetros que hay entre Nervión y Atenas aún fulgura y fulgurará. En esta campaña bebió buenos tragos al principio, con partidazos como el del Sporting o el Espanyol en casa, pero en la segunda vuelta se le aguó el dulce vino. Dijo aquel que los ciclos empiezan y acaban. Acabó en el Sevilla la etapa del italiano, aunque es un final ficticio, porque su fútbol, su particular estilo de entender el juego -maestra fusión de calidad y picaresca con el balón en los pies-, su reguero de éxitos, su carácter arrojadizo y valeroso dentro del terreno de juego, su arrojo y respeto por el escudo que más veces ha lucido en su carrera profesional le han hecho eterno para el Sevilla FC.
Nunca antes de él tuvo un italiano el Sevilla FC y seguro que tras su marcha, o al menos casi seguro, no habrá uno que deje tanta huella. Enzo Maresca triunfará en Grecia como ha triunfado allá donde ha ido. El triunfo está guardado única y exclusivamente para los ganadores, para aquéllos que miran sin complejos hacia el cielo e intentan tocar las nubes. Maresca siempre fue uno de esos, usando de escalera para ascender su sincera entrega dentro y fuera de los terrenos de juego. Maresca lleva el éxito y el triunfo en sus botas, esas botas que tanto pisaron el césped del Sánchez Pizjuán, que tanta gloria nos dieron... Se van sus tacos, pero las marcas del italiano siguen ahí abajo, en el coso de Nervión, por mucho que se haya cambiado el césped este verano. Siguen y seguirán ahí. El Sevilla FC jamás le olvidará, porque no se puede olvidar a los héroes.


Suerte en el fútbol griego. Y recuerda: "No hay derrota en el corazón del que lucha".

5 comentarios:

Mª Angeles dijo...

Adiós, Enzo. Buena suerte.

Felicidades por la entrada, Duende.

¡Un saludo!

Anónimo dijo...

Se va uno de los héroes de las cinco copas, un tío con dos cojones que siempre estuvo al frente y desplegó en su puesto un juego precioso y magnífico... puedo decir que yo le ví jugar en el campo, porque en ese tiempo era abonado del Sevilla F.C.
Hasta pronto, Enzo.

desdelabanda dijo...

Que pena que se vaya Enzo!!! Se merecía seguir, hacen falta muchos jugadores como él

María_azahar dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Duende del Sur dijo...

Es una pena que se haya ido este jugadorazo. Veremos a ver si el Sevilla no echa en falta un jugador de sus características en el centro del campo, que construya y elabore el juego ofensivo del eauipo, conectando así con los delanteros.

¡Saludos y gracias por vuestros comentarios!

PD: Os dejo un vídeo con el golazo que ha metido este pasado fin de semana con su nuevo equipo.