El prefecto de Sevilla, Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no querían ser víctimas del martirio, las santas se negaron a pesar de las amenazas. Sufrieron el tormento del "potro" para a continuación ser torturadas con "garfios de hierro", Diogeniano esperaba que el trato que se le daba sería suficiente para que renunciaran a su fe, ellas aguantaron todo. Viendo que no surtió efecto el castigo las encerró en una tenebrosa cárcel donde sufrirían las penalidades de la hambre y la sed.
Estoicamente sobrevivieron a su condena, por lo que fueron castigadas de nuevo, esta vez debían caminar descalzas hasta llegar a Sierra Morena, tuvieron la suficiente fuerza para conseguir el objetivo. Viendo que nada las vencía mandó encarcelarlas hasta morir, la primera en fallecer fue Santa Justa, su cuerpo lo tiraron a un pozo recuperado poco tiempo después por el obispo Sabino.
Una vez que hubo acabado con la vida de Justa, Diogeniano creyó que Rufina sucumbiría a sus deseos con más facilidad, pero no lo consiguió, ya decidió acabar con su vida de la forma más lúgubre en aquellos tiempos, la llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león para que la destrozase, la bestia se acercó lo más que hizo fue mover la cola y lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no aguantó más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente tras este hecho el obispo Sabino recogió los restos y lo enterró junto a su hermana en el año 287.
Por tan cristiana acción, fueron canonizadas. Se les nombró Patronas de Sevilla, y de los gremios de alfareros y cacharreros. También son veneradas como patronas de otras localidades, por ejemplo, Payo de Ojeda en Palencia.
Las santas Justa y Rufina son especialmente veneradas en Sevilla. La tradición las señala como protectoras de la Giralda y la Catedral, ya que no permitieron que cayeran tras el terremoto de Lisboa de 1755. De esta manera, suelen estar representadas junto a dicho monumento. En la propia Catedral, precisamente el altar más cercano a la Giralda está dedicado a las Santas y en él figuran sus esculturas flanqueando a la Giralda. Estas esculturas proceden de la iglesia del Salvador de Sevilla y fueron realizadas por Pedro Duque Cornejo en 1728.
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