domingo, 6 de mayo de 2007

El Hombre de Piedra

Una tradición que se ha ido perdiendo en Sevilla, era arrodillarse cuando pasaba el Santísimo Sacramento, pero hace unos años, era algo obligatorio, llegando a dictarse una norma por el rey Juan II: " El rey i toda persona que topare el Santísimo Sacramento se apee, aunque sea en el lodo, so pena de 600 maravedíes, según loable costumbre de esta ciudad, o que pierdan la cabalgadura, y si fuere moro de catorce años arriba, que hinque las rodillas o que pierda todo lo que llevare vestido".

Esta norma puede leerse todavía bajo la Cruz de los Polaineros, en el exterior de la Iglesia del Salvador, lugar tan concurrido antiguamente que nadie podía decir que no la hubiese leído.

Cuenta la leyenda, que en una taberna de la calle Hombre de Piedra, se encontraba un conocido delincuente apodado Mateo el Rubio junto con unos amigos, cuando comenzaron a oírse las campanillas que precedían al Santísimo Sacramento. Cuando el sacerdote llegó a la altura de la taberna, todos se arrodillaron excepto Mateo, diciendo que eso era sólo cosa de mujeres, quedando entonces petrificado por la acción de un rayo, el cual le hundió en la tierra las rodillas que no quiso doblar y en donde todavía hoy puede vérsele.

Más fotografías aquí.

No hay comentarios: