martes, 19 de junio de 2007

Úbeda y Baeza


A la vuelta de esta digresión que tampoco deja atrás La Iruela, Cazorla y otros puntos, nos acercamos a Úbeda, penúltimo peldaño de La Loma, la coronación corresponde a Baeza. De Úbeda, la Betula de los romanos y la Ubbadat al-Arab de los islámicos, y de Baeza, el caserío argárico, el almacén ibérico, la Beatia romana (presente en el Concilio de Elvira, s. iv, acaso por lo de beatia) y la Bayyasa de los musulmanes (dicen que, expulsados por Fernando II, se llegaron a Granada y fundaron una nueva Baeza, el Albayzín, pero no es verdad, sólo incrementaron el censo del barrio granadino), de ambas ciudades, Úbeda y Baeza, sería insensato reducir a cuatro líneas su grandeza histórica, monumental, cultural, económica y qué se yo. Basta mencionarlas para reconocer su categoría entre las poblaciones españolas. De Baeza bajamos a Puente del Obispo, sobre el Guadalquivir, el viaducto construido en 1518 para aliviar el tránsito por el puente viejo de Úbeda y por el vado de Mengíbar, dos de los caminos hacia Jaén que, durante tan poco tiempo, despejara la pasarela mandada edificar por Felipe II en 1571, sobre el Guadalimar, conocida como Puente Quebrada.

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