nace el que es y será rey de los ríos,
entre pinos gigantes y bravíos,
que arrullan su nacer y ásperas breñas.
El reflejo otro tiempo las enseñas,
las armas, los corceles y atavíos,
de razas imperiosas cuyos bríos
postráronse en sus márgenes risueñas
ensancha entre olivos y trigales,
y al mar corre a rendirle sus cristales.
Mas como lleva sal de Andalucía
sus aguas vuelven a las del mar iguales,
para llegar más lejos todavía...
Y así van sus caudales,
triunfantes en el seno de las olas,
a las playas de América españolas.
Hermanos Álvarez Quintero
entre pinos gigantes y bravíos,
que arrullan su nacer y ásperas breñas.
El reflejo otro tiempo las enseñas,
las armas, los corceles y atavíos,
de razas imperiosas cuyos bríos
postráronse en sus márgenes risueñas
ensancha entre olivos y trigales,
y al mar corre a rendirle sus cristales.
Mas como lleva sal de Andalucía
sus aguas vuelven a las del mar iguales,
para llegar más lejos todavía...
Y así van sus caudales,
triunfantes en el seno de las olas,
a las playas de América españolas.
Hermanos Álvarez Quintero
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