sábado, 14 de julio de 2007

El Indalo


El Indalo es una figura de origen ancestral que se encuentra en el abrigo de las Colmenas, en el municipio de Vélez-Blanco (Almería, España). Se trata de una pintura rupestre del Neolítico tardío o Edad del Cobre. Representa a una figura humana con los brazos extendidos y un arco sobre sus manos.


Durante siglos, antes de su catalogación por parte de los estudiosos, el indalo fue símbolo de buena suerte y considerado un tótem en el norte y levante de la provincia de Almería, especialmente en Mojácar, donde lo pintaban con almagre para proteger las casas de las tormentas y el mal de ojo. Se le llamaba el "muñequillo mojaquero".

A mediados del siglo XX fue tomado como símbolo y bandera de un movimiento intelectual y pictórico encabezado por Jesús de Perceval, discípulo un poco anarco de la visión (véase noucentista) mediterránea del filósofo Eugenio d'Ors. Por su parte, Perceval reivindicaba la postura vital, la cosmovisión de lo almeriense y la esencialidad de las culturas anteriores desde la antiguedad, en un renacer constante del clasicismo considerado como movimiento eterno que se renueva cíclicamente.

Tan fuerte fue el simbolismo del indalo para esos artistas e intelectuales que pusieron a su grupo el nombre de movimiento indaliano. Los indalianos veían en su enseña un hombre ancestral sosteniendo un arcoiris y simbolizando un pacto entre el hombre y los dioses para evitar futuros diluvios. El estudio del dibujo muestra que la figura no representa otra cosa que un arquero apuntando hacia el ave que vuela sobre él. La palabra indalo podría tener su origen en la lengua de los íberos: indal eccius, mensajero de los dioses.

En las últimas décadas, el indalo se ha convertido en el símbolo más representativo de Almería y lo almeriense.

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