domingo, 16 de diciembre de 2007

El nuevo Muelle de Nueva York


El nuevo Muelle de Nueva York se convertirá en un nuevo centro de ocio y museístico para la ciudad al aire libre. Una alameda fluvial, un jardín hispano musulmán, una galería de pintores, una escultura de carácter simbólico, dos restaurantes sobre el río y piezas que ayuden a interpretar el pasado de la ciudad son los elementos más singulares del proyecto diseñado por los arquitectos Antonio Barrionuevo y Julia Molino. Las obras, que comenzaron en febrero y concluirán en 22 meses, cuentan con una inversión de 5.546.290, 34 euros, que financiarán la Gerencia de Urbanismo y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

La remodelación, que culminará la rehabilitación para el disfrute de la ribera del Guadalquivir desde San Jerónimo, afecta al tramo comprendido entre el Puente de San Telmo y el de Los Remedios, cuya zona central corresponde al Muelle de Nueva York. El proyecto divide el espacio en tres partes: la zona del frente de los Jardines del Cristina, el paseo y jardín central y la explanada del Muelle de Nueva York, junto al Puente de Los Remedios.


La gran actuación sobre este sector es la ampliación del actual acerado en 8 metros a lo ancho de todo el flanco ribereño de los Jardines de Cristina, exactamente desde el Puente de San Telmo hasta la torre pabellón de esquina del propio Palacio sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

El precedente a esta operación es la reforma realizada al otro lado del puente hasta el entronque del Paseo Colón con la Torre del Oro, que supuso un notable beneficio para el tránsito de los viandantes y para las esperas de los autobuses. Al mismo tiempo, se logrará acercar los Jardines del Cristina al río, ámbitos urbanos que estuvieron en otro tiempo unidos. Una rampa accesible desde la avenida de Roma, junto al cuerpo de esquina del Palacio de San Telmo, introduce al viandante en la alameda fluvial, elemento central de la segunda fase.

El frente se completa con la duplicación de la hilera de árboles que, según lo propuesto por los arquitectos, serán jacarandas dispuestas en pares y distantes entre sí unos 8 o 10 metros. A los pies del nuevo acerado se prevé la construcción de un paseo ribereño con un lateral de madera propio para el descanso y la pesca. También se plantará una hilera con ejemplares de júpiter, un árbol de mediano porte que no impide la visión directa del río.

La zona está marcada por la creación de una gran alameda. Los árboles, que serán colocados a 9 metros unos de otros, estarán intercalados por las farolas del paseo. El estrecho frente ribereño se ha ensanchado mediante un acerado de madera que se denominará balcón central. El lugar, despejado y abierto, aspirará a ser el lugar idóneo para el descanso.

Otro de los ejes fundamentales del proyecto es que el Muelle de Nueva York propiamente dicho quede, en palabras de los arquitectos, “lo más libre y expedito posible”, como plataforma portuaria plenamente disponible para su función originaria.
Uno de los elementos más significativos del proyecto es, sin duda, la construcción de dos restaurantes construidos sobre sendas plataformas de madera pilotadas en el lecho del río y conectadas a la alameda fluvial. Anexa al paseo se instalará además una pérgola corrida cubierta por un techo vegetal, bajo la que se colocarán bancos.
Otro de los elementos más significativos de la remodelación de esta zona ribereña es la creación de un extenso naranjal de influencia hispano musulmana en el espacio comprendido entre la pérgola lindante con el paseo y el muro de mampostería cerámica límite del Puerto. En el naranjal se abrirán claros formando estancias, dos de las cuales se dedicará a kioscos-bares y veladores y la otra estará destinada a convertirse en un espacio museístico. Una serie de esculturas rememorarán la historia de la ciudad y su vinculación con el río. La decoración se completará con la colocación de surtidores en el muro de contención de la ciudad y en las estancias, así como la plantación de trepadoras.

Esta tercera zona se ha dispuesto como una gran plataforma adoquinada en la que se pretenden disponer elementos existentes del pasado industrial de Sevilla, tales como toperas del ferrocarril o norias. El frente del Parque de María Luisa, que estará vinculado con esta zona, pretende quedar lo más diáfana y expedito mediante una rampa de suave pendiente.

Este área estará marcado por dos elementos arquitectónicos significativos: la construcción de unas gradas de poco relieve y un estribo de madera situado en el cantil del muelle, a modo de balcón fluvial. Allí, se prevé la instalación de una “Galería de pintores”, a semejanza de la existente en la ciudad de París –Des Ponts des Arts– sobre el Sena. Muy cerca de allí el proyecto contempla la colocación de una “escultura urbana de gran relieve y significación artística en el panorama del arte contemporáneo”, que sirva para celebrar la relación histórica establecida a comienzos del siglo XX entre las ciudades de Nueva York y Sevilla. Un palmeral servirá de cierre a las gradas.

1 comentario:

PB dijo...

Ya era hora que empecemos a sacar partido al principal recurso local y turístico de esta ciudad , el Río Guadalquivir.

Me alegro encontrate por la red aunque te confieso que mi corazón está loco de pasión por esta romántica y singular ciudad, pues lo mismo la hecho de menos como la hecho de más, una relación de amor -odio, ¡ qué le vamos hacer !