La Catedral de Sevilla es, sin duda alguna, uno de los mayores museos del mundo en cuanto a obras de arte en todos los niveles artísticos: pintura, escultura, imaginería, arquitectura, etc...
Igualmente son 500 años de historia y estilos que conviven en este recinto y, siempre que hablamos de uno de ellos, el Barroco (antesala del manierismo), sale a colación el Crucificado de Martínez Montañés, con la advocación de Clemencia y mal llamado aún "de los Cálices".
Como dato anecdótico referente al V Centenario catedralicio, decir que este festejo tenía que haberse celebrado en octubre de 1506, pero la muerte de Felipe "El Hermoso" hizo que los mismos se suspendieran, celebrándose con un leve retraso de 500 años.
En el año 1603, Montañés realiza este magno crucificado para la Cartuja de las Cuevas de Sevilla, concretamente para la capilla personal del arcediano Vázquez de Leca, artífice del encargo del Cristo de la Clemencia.
En dicho convento estuvo hasta 1836 que, por mor de la Desamortización, pasa a la Catedral, siendo instalado en la Capilla de Los Cálices a mediados de la década de los 50 del siglo XIX, de donde le viene el sobrenombre al crucificado, joya del barroco.
Entre 1992 y 1993, hubo cambios sustanciales en las Capillas de Los Cálices y en la de San Andrés, pasando a esta última el crucificado en 1992, fecha en la que la Catedral participaba de la Expo 92 y por este motivo pudo producirse el cambio de capilla, aunque en 1993 la Capilla de los Cálices también estuvo en obras, siendo la posible segunda causa.
Así pues, el sobrenombre "de los Cálices" ya no tiene sentido y si tuviéramos que buscarle otro de similares características, ahora sería "de San Andrés".
Fuente: http://www.artesacro.org
Fotos: Francisco Santiago.
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