Sevilla tiene el "honor" de ser la cuna del Santo Oficio, ya que se instala en ella a principios de 1480, por los dominicos Fray Miguel de Morillo y Fray Juan de San Martín, intalándose, en primer lugar, en el Convento de San Pablo (hoy Iglesia de la Magdalena), pasando, posteriormente, al castillo de San Jorge en Triana donde permaneció desde 1481 a 1785. La primera actuación del Tribunal de la Inquisición se produce el 2 de enero de 1482. Según palabras de la Dra. Victoria González "...Sevilla se despertaba admirando la grácil silueta de la Giralda y se adormecía al atardecer contemplando atemorizada, tras sus murallas, los lúgubres reflejos en el río de los torreones del Casillo de San Jorge, casa y cárcel de la Inquisición, que se levantaba amenazante en la orilla de Triana".
Cuando no se quería dar demasiada "publicidad" al delito y juicio se recurría a trasladar las actuaciones del Tribunal a la cercana Iglesia de Santa Ana.
Los reos condenados a ser quemados en la hoguera eran conducidos por el "brazo secular" desde el Castillo de San Jorge -el pueblo se agolpaba en el Altozano, a las puertas del castillo y en el puente de barcas- hasta el quemadero sito en lo que hoy es Tablada y que se llamaba de San Diego. Fue utilizado por última vez en 1781.
2 comentarios:
Hola y enhorabuena por el artículo, lo he leído con mucho interés. Hace poco, en Cuarto Milenio, dijeron que la inquisición tenía calabozos ubicados en la parte inferior del castillo que da al Guadalquivir, decían que al subir el río con las crecidas los calabozos se inundaban y así ejecutaban a los reos. Te pregunto si esa información es cierta ya que no he podido contrastarla en internet y me parece una muerte poco "cristiana" para ser el "santo" oficio. Gracias de ante mano y un saludo ;)
Pues sí, es cierto. En el castillo de San Jorge fueron condenadas unas 30.000 personas y ejecutadas en la hoguera de San Diego (donde hoy está Tablada) unas 4.000 (que tampoco es una muerte muy cristiana que digamos).
Los reos con delitos menores si que eran condenados a morir ahogados por las crecidas del río.
Por cierto que La cárcel perpetua disponía de servicio religioso: en 1496 el capellán de la misma cobraba un sueldo de 8.000 mrs. al año, fijado por los inquisidores. Los reclusos, que salían todos los domingos a oir misa a la iglesia del Salvador vigilados por el alcaide, podían recibir visitas. El elevado número de presos -y no debían de estar todos comprendidos en ella- indica tanto la espaciosidad de la casa acondicionada a tal efecto como la diligencia inquisitorial. Las personas de mayor categoría conseguían aliviar la prisión o salir de ella gracias al aval de familiares o amigos o al pago de una conmutación.
Saludos!!
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