martes, 24 de abril de 2007

Origen del abanico plegable



Tras la aparición del abanico plegable en España en el siglo XVI, pronto comienzan a aparecer los primeros fabricantes cuyos nombres desafortunadamente se desconocen.

En el siglo XVII, tanto en Madrid como en Sevilla, encontramos nombres de artesanos de abanicos. En Madrid figuran Juan Sánchez Cabezas, Francisco Álvarez de Borja y Jerónimo García, destacando como pintor de abanicos Juan Cano de Arévalo, a caballo entre los siglos XVII y XVIII. De Sevilla son Carlos de Arocha, José Páez y Alonso de Ochoa.

En 1693, concretamente del 8 de junio, diversos maestros de Madrid solicitan sin éxito formar un gremio.

A pesar de la existencia de maestros abaniqueros, la importación de abanicos procedentes de Italia y Francia era importante, lo que obliga a Carlos II en 1679 a limitar la entrada de abanicos procedentes de estos países.

En el siglo XVIII hay constancia de varios artífices de abanicos en Madrid, pero sobresale el francés Eugenio Prost, que llega a España bajo la protección del Conde de Floridablanca. Pero en este período, Valencia se va a consolidar como centro productor, donde existía un gremio de artesanos abaniqueros.

Bajo el reinado de Felipe V, aumentan de nuevo las importaciones de abanicos procedentes de Francia, Italia, Holanda e Inglaterra, quizás debido a la gran demanda de este utensilio.

En 1802 existe ya en Valencia una Real Fábrica de Abanicos, destacando esta comunidad a nivel europeo en la industria abaniquera. Probablemente debido a esta coyuntura, dos franceses van a establecerse en Valencia con objeto de hacerse con el mercado español, importando piezas que después se montan en España. Se trata de Simonet, que llega a Valencia en 1825, y Fernando Coustelier. A raíz de la llegada del primero, varios industriales valencianos de abanicos (Puchol, Mateu...) tienen que acudir a Fernando VII para que prohiba la importación de abanicos franceses.

Pero el gran artífice del siglo XIX va a ser José Colomina, industrial alicantino que revolucionará la producción de abanicos.

En el siglo XX, la producción de abanicos valencianos experimenta un gran auge hasta el paréntesis de la guerra civil, iniciándose después de la contienda un proceso de recuperación con centros en Valencia, Godella y Aldaya que, en 1983, sumaban ya cuarenta fábricas

En los Reales Alcázares de Sevilla puede contemplarse una exposición sobre tal elemento.

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