La fundación de este convento de religiosas jerónimas se realizó en el año 1475.
Las obras de la Iglesia se realizaron entre 1483 y 1489. La portada de la misma, fechada en 1503, constituye un magnífico ejemplo del estilo llamado Reyes Católicos, que se desarrolló en España en el último cuarto del siglo XV, en la que se unen estructuras góticas, técnica constructiva mudéjar y decoración renacentista.
En esta fachada colaboraron el escultor Pedro Millán y el ceramista Niculoso Pissano.
La Iglesia presenta una sola nave cubierta por un artesonado obra de Diego López de Arenas de 1623.
El presbiterio ligeramente más elevado, se cubre con bóvedas de nervaduras.
El retablo mayor es obra barroca de 1730 realizada por José Fernando de Medinilla. La imagen de Santa Paula se atribuye a Andrés de Ocampo de finales del siglo XVI y podría proceder del antiguo retablo.
En el muro de la izquierda figura el enterramiento de Isabel Enríquez bajo cuyo patrocinio fue construida la Iglesia y en el de la derecha su marido D. Juan Condestable de Portugal y marqués de Montemayor, las figuras yacentes son obra de principio del siglo XVI.
En los muros laterales del presbiterio aparecen dos grandes lienzos en los cuales se representan episodios de la vida de Santa Paula. son obra de Domingo Martínez realizadas hacia 1730. Al mismo pintor pertenecen las pinturas al temple que adornan las bóvedas y que entre elementos vegetales representan angeles.
De la primera mitad del siglo XVII es el retablo de San Juan Evangelista realizado por Alonso Cano, la imagen del Santo titular se debe a Martínez Montañés.
El retablo de San Juan Bautista fue realizado en 1637 por Felipe de Rivas. el Santo titular situado en la hornacina central es obra de Martínez Montañés.
El Convento de Santa Paula ha sido el primero en crear un Museo donde exponen al público obras de arte antes relegadas en la clausura.
El Museo se dispone en varias dependencias altas a las que se accede desde el compás interior por una escalera que aunque moderna ha sido realizada con una perfecta adecuación al espíritu histórico del edificio.
En el museo se guardan diversas obras pictóricas y escultóricas correspondientes a los siglos XVI al XVIII.
Una mención especial merece la colección de orfebrería entre las que destaca la pieza más antigua datable en el siglo XV y el relicario regalado por Mariana de Austria en 1694.
Desde la ventana de la Sala San Isidoro puede admirarse el claustro principal del convento, obra de principios del siglo XVII.
El recorrido del Museo finaliza en el coro cubierto por una artesonado mudéjar, prolongación del de la Iglesia.
La comunidad religiosa elabora dulces, especialmente mermelada muy estimados por su cuidada elaboración que pueden adquirirse en el mismo convento.
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