viernes, 18 de mayo de 2007

La Fuerza del destino


Han pasado 48 horas desde que comenzarás a jugar en Glasgow (¡Cuánto te quiero!) lo que a la postre iba a convertirse en el tercer título continental 371 después de proclamarnos Campeones de la Copa de la UEFA en la temporada de nuestro Centenario. Ahora la Historia se ha quedado pequeña...

Son las 2:30 de la madrugada. Mi bandera centenaria, me guiña el ojo desde el balcón de mi casa. Vuelve a sonreir, vuelve a estar en el sitio que más le gusta, en el lugar que permite engalanar la ciudad de mis sueños. Sobre ella, una bandera blanca, con el escudo antiguo, el primer escudo que tuvo nuestro equipo, cuyos Estatutos llevan al 14 de octubre de 1905 como fecha de creación del club pionero de la ciudad de Sevilla, del mejor equipo de Andalucía.

Del mejor equipo del Sur de España.

Del mejor equipo de España.

Del mejor equipo de Europa.

Del mejor equipo del mundo.

Y van 8 meses consecutivos.

Mi casa aparece adornada esta noche mágica con los colores rojo y blanco, colores que sobrevuelan Hampden Park en un mar de papelillos las cabezas de nuestros campeones...


¡¡Al cielo con ella Javi!! Nuestro Capitán, nuestro líder, la vuelve a tener agarrada otra vez. Ella sonríe. Derrama lágrimas plateadas de felicidad. El sevillismo canta en la grada el himno de El Arrebato. Otra vez inundados de bufandas. El Auditorio es un hervidero de gente. 10.000 personas otra vez. Ahí estoy yo. Personas enfervorecidas. La locura se ha propagado por los mundos de Nervión. Cada corazón rojiblanco de los cinco continentes palpita aceleradamente. Más que nunca. El Sevilla FC ya no es grande... es grandísimo.

Bésala bien Palop, porque el destino te ha convertido en héroe eterno del sevillismo.


En Barcelona lloran. Es su sino. La han perdido de nuevo en los penalties. Los jugadores españolistas lloran en la hierba.

Hampden Park muestra franjas rojiblancas. El balón echa a rodar.


La primera parte fue un ir y venir de oportunidades. Adriano, tras un saque largo de Palop, con la agilidad de un lince y la velocidad de un galgo se ha plantado sólo en el área de Gorka. Gooooooooool. Los jugadores sevillistas, hoy de rojo, se abrazan en un gesto eterno. En la cabeza resuenan los ecos de Eindhoven.

Pero no. El Espanyol no es el Middlesbrough. Riera, gran jugador éste ha lanzado un extraordinario balonazo a las redes que defiende Palop, tras tocar previamente en Daniel Alves.

Se llega al descanso con empate en el marcador.

Es el minuto 67 de la segunda parte y han expulsado al españolista Moisés. Aún así, llegamos a la prórroga con empate a 1. En esas estamos cuando Kanouté elimina las tablas en el marcador, al aprovechar un centro desde la banda derecha para poner el 2-1. La locura estalla. Huele a Sevilla Campeón. Pero esta vez había que sufrir. El destino quería que aequella noche tuviera un solo protagonista, el mismo que nos había llevado hasta allí...

Jonatas ha empatado cuando ya se cantaba el alirón hispalense.

5 penalties para cada equipo. No quiero perder un título en los penalties, me decía.
El Auditorio de los sueños estaba mudo. Lanza Kanouté y Gooooooooool.

Le toca el turno al Espanyol. Lanza Luis García, paradiña y ¡¡para Palop!!

Ahí va el internacional serbio Dragutinovic. Gooooooooool.

Pandiani. Golazo por la escuadra.

Daniel Alves. ¡¡Fuera!! Por encima de la portería que defiende Gorka.

Jonatas. Abajo a la izquierda. ¡¡Detiene Palop!!

El cuarto penalty sevillista es para Antonio Puerta. Todos te queremos Antonio. Recuerda aquella noche del 27 de abril de 2006. Pierna zurda y ¡¡Gooooooooool!!

Le toca el turno al Espanyol. Vamos Palop. Tú nos traíste aquí desde Ucrania. Torrejón le pega y...

HA PARADO DON ANDRÉS PALOP CERVERA.


SOMOS CAMPEONES DE LA COPA DE LA UEFA EN EL AÑO 2007. SOMOS BICAMPEONES DE LA COPA DE LA UEFA. SOMOS TRICAMPEONES DE EUROPA. SOMOS EL MEJOR EQUIPO DEL MUNDO.


El Tercer Anillo está llorando en Glasgow. Platini entrega la Copa. El Auditorio bota, Hampden Park ruge, la noche sevillana se envuelve en una nube de pitos. El Giraldillo le guiña el ojo a la Diosa de la Fertilidad, que hoy más que nunca vuelve a recibir el aliento de una afición enloquecida por el hambre de triunfos. Esta noche tiene una bufanda del equipo de su corazón colgada al cuello. La plaza ha sido preparada para tal efeméride. No falta ni un solo detalle.

Me falta la voz. Ha desaparecido de mi garganta. Sólo veo calles llenas de banderas y bufandas, personas que sin conocerse de nada se abrazan mientras el semáforo se pone en verde. La gente canta, ríe, bota, llora, se abraza, se besa... ¿Qué sentimiento tan grande puede esconderse entre dos colores? Sólo los tuyos Sevilla.

Qué sufrimiento más grande. Cuánto ha costado. No ha sido un resultado holgado como el cosechado ante el Boro pero igualmente nos vale.


Pasan 24 horas y vuelvo al mismo lugar. Vengo desde la Torre que más brilla, la del Oro, y hoy más que nunca su luz es cegadora. A sus pies, en el río Guadalquivir, aquél que nace en la Sierra de Cazorla lleva a unos campeones desde el puente del V Centenario hasta el del Alamillo.


Triana es rojiblanca reza una pancarta en "su" puente. La calle Betis es más sevillista que nunca y el Río Grande lo es más si cabe ante la explosión de la afición sevillista al verla a Ella, nuestra Copa. La Copa que nos pertenece, porque es nuestra, porque es la Copa que nos dio la vida y ahora no podía quitárnosla, porque Ella llora cuando ve la ciudad que tanto la ha mimado. Y ahí está ella, paseándose por la ciudad como haría cualquier cofradía en nuestra Semana Santa. Y ahí están los hijos de la ciudad, con sus banderas, esas capas que no hacen más que convertirnos en Templarios de Nervión para defender a muerte nuestro Santo Grial.

Pasa ahora ante la Diosa. Hace 372 días no os pudísteis conocer. Ahora sí. Y tras el saludo vuelves al mayor templo de la Cristiandad en España, para que vuelvas a posarte antes los pies de la Patrona, la Virgen de los Reyes.

La gente te aclama, se alegra de que ya estés aquí, de que hayas vuelto entre nosotros. Pero sigue paseándote pequeña...


El Alcalde nos recibe en el Ayuntamiento. El Salón Colón, inundado de rojo y blanco por tercera vez. La Plaza de San Francisco, paso obligado en nuestra Semana Mayor, en donde la Inquisición ajusticiaba a los pecadores, no presenta un hueco libre.


Y ahí está Ella. La más valiente. La más guapa. En el balcón de los balcones.

Tan brillante, tan hermosa.

Tan orgullosa.

Ella, tan Grande, en el salón de la Casa de todos los sevillanos.

Para que todo el mundo sepa que, por segunda temporada consecutiva es nuestra.

Ya queda poquito para que te reencuentres con tu hermana de Mónaco. Nos han dado una réplica de tí para que no te echaramos de menos. Ahora estamos felices de que hayas vuelto a casa.

La explanada de Gol Sur te aclama. Los sevillistas vitorean a cada uno de los Gladiadores que te han traído de nuevo ante nosotros. César Cadaval te pregona. Uno a uno van pasando por el Escenario de la Gloria. Y ahí estamos nosotros, levantando por enésima vez nuestras capas de Templarios y nuestras bufandas que se mecen al viento como las bambalinas de un paso.

Y ahí está Ella. Para que todos podamos verla. Para que nadie pueda quitárnosla.

NUESTRA. Tuya y mía.

De los Sevillistas de ayer, de hoy y de mañana.

Ella.

Mi niña. Tu niña. Nuestra niña…

En el lugar que le corresponde.