domingo, 13 de mayo de 2007
Expo 92: La Historia
La idea de realizar una exposición no se fraguó en dos días, es un proyecto en el que se estaba trabajando desde hacía años, siendo más preciso, todo comenzó durante una visita oficial de S. M. Don Juan Carlos I a Santo Domingo (República Dominicana) el día 31 de mayo de 1976, que anunció su intención de organizar una exposición de carácter universal donde se mostrara al mundo las cualidades de España y los países iberoamericanos, aprovechando que se acercaba el V Centenario del Descubrimiento de América y de esa manera homenajear tal acontecimiento. Eran momentos difíciles para el país debido a que había salido de una situación complicada hacía escasamente un año.
El Estado propone a Sevilla como candidato para la celebración del evento, así, el 26 de enero de 1981, el Ayuntamiento de Sevilla aprueba la petición de apoyo consolidándose como sede del acontecimiento. En la política gobernaba el presidente Calvo Sotelo, tras la dimisión de Adolfo Suárez y el intento de un golpe de estado, entre tanto, destacaba un sevillano en el hemiciclo, era Felipe González, que fue una gran influencia para la Expo que estaba por celebrarse.
En 1982, el Instituto de Cooperación Iberoamericana crea el proyecto "Sevilla 1992", dando por fin un nombre a lo que sucedería dos lustros más tarde.
El 15 de junio de 1983, es registrado en París el proyecto por el Bureau International des Expositions, concediendo a Sevilla y Chicago hacer posible la organización de la exposición, y a finales de año dicha organización aprueba el Reglamento General para la Exposición con un presupuesto estimado de 183.733 millones de pesetas. Muchos paises pusieron en duda, la capacidad Española, para desarrollar y llevar a cabo un acontecimiento de las dimensiones de este, y "Curro" tuvo que viajar por el mundo y esforzarse, para vender nuestro proyecto, y poder convencer a la gente, que todo estaria alas alturas, del momento.
La celebración del acontecimiento transformó la ciudad físicamente, se construyeron nuevas vías, se levantaron numerosos edificios, fue un gran impulso para Sevilla. Destaca la construcción de una infraestructura que supuso un antes y un después para el transporte en España, el AVE (alta velocidad española) y que por otra parte fue muy criticada por muchos medios de comunicación, así como por la oposicion del momento, el partido político de la oposición que incluso llegó a decir que suponía el "Valle de los Caídos" de Felipe González. Sin embargo, el éxito fue indiscutible, y fue una marca que se pudo vender gracias a la Expo, en todo el mundo.
Se aprovecharon 250 ha. de terreno agrícola en donde se ubicaba el Monasterio de la Cartuja (que ahora aloja entre otros usos el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo) que necesitó de una gran obra de rehabilitación. La transformación de estos terrenos, conocidos como Isla de la Cartuja, fue considerada la mayor obra pública de la década en Europa.
Sin embargo, hay que hacer referencia, que hubo problemas, como cuando se hundió una de las réplicas, o el incendio de uno de los pabellones, que no consiguieron empañar, el arrollador éxito.
La participación de países, visitantes y muestras fue considerable, en resumen acudieron 112 países, 23 organismos internacionales, 6 empresas y las 17 comunidades autónomas españolas.
El espacio abría sus puertas a las 9:00 de la mañana cerrando el recinto a las 4:00 de la madrugada siguiente, existían dos tipos de entradas, la del día completo y la nocturna (más económica), ésta última con una duración limitada desde las 20:00 hasta el cierre de sus puertas.
Durante todos los días se organizaron conciertos con los grupos musicales del momento, coloridos y multitudinarios desfiles y cabalgatas, cada jornada se celebró el día de un país u organismo participante, y se celebraban actos referentes al mismo.
En la noche es de destacar el "Espectáculo del lago" donde cada jornada se mezclaban luz, sonido, láser y fuegos artificiales con proyecciones sobre distintos abanicos generados con chorros de agua. Cuando se levantaba algo de viento, solía ser muy agradecido por los asistentes, ya que las salpicaduras apaciguaban el calor de la temporada. El espectáculo terminaba siempre con la aparición de la mascota Curro dando la bienvenida, algo que todo el mundo esperaba espectante.
Durante los 176 días que el recinto permaneció abierto al público se contabilizaron un total de 42 millones de visitas.
Etiquetas:
El legado de la Expo 92
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