martes, 12 de junio de 2007

De Bailén a Arjona


Entre Bailén y Mengíbar, fuera de la presencia rapaz de Jabalquinto (Gebal Cantix, para los antiguos, aunque uno sospecha un matrimonio etimológico del árabe con el latín, del monte con el número ordinal) y el escondrijo de Sevilleja, lugar al que tengo prometido acercarme va ya para cuarenta años, hay dos viaductos, uno sobre las aguas del Guadiel y el otro sobre la raquítica y chocolatada corriente del Guadalquivir, al que aun falta cauce para convertirse en el Río Grande. Y, ya, sobre el cerro (sólo 325 m. de altura) con volantes industriales, la torre de Maquiz de los árabes, pero Mengíbar fue la Ossigi de Cayo Plinio, donde los romanos dieron guerra a los cartaginenses y todavía existe un paraje al que llaman «Campo de Aníbal». Fernando III se planta ante la torre goda o árabe de Maquiz, la conquista y deja a su hijo El Sabio que la rebautice con el nombre de Menxíbar. Emprendemos luego el viaje por el tramo occidental de la Vía Augusta, Vía Hercúlea o Arrecife Romano que, desde Mengíbar y por Cazalilla, Villanueva de la Reina e Higuera de Arjona, nos situará en un hito crucial de la Ruta de los Nazaríes, Arjona. Y no Arjonilla, como erróneamente se ha prodigado en papeles y mapas itinerarios.

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