
Hasta el siglo XIX, la Plaza se organizaba en sencillos muros con soportales ocupados por tiendas de platero, y lienzos homogéneos de balcones corridos, que se utilizaban como palcos en los diversos actos públicos. Presidía el conjunto el viejo Ayuntamiento y la antigua Audiencia. La Plaza recupera su papel público durante las Procesiones del Corpus y la Semana Santa.
Desde la conquista de Sevilla por el rey San Fernando,el Cabildo Municipal, formado por los Caballeros Veinticuatro y por los Jurados, se reunía en el Corral de los Olmos que estaba al pie de la Giralda, bajo la hornacina de la Virgen de los Olmos en la Plaza de la Virgen de los Reyes. Pero al enriquecerse Sevilla en el siglo XVI, ya no era decoroso un tan pobre Corral para una tan rica ciudad, por lo que se determinó construir un gran Palacio Consistorial, eligiéndose el lugar de la Plaza de San Francisco. De esta manera, Carlos I ordenó construir el edificio donde entonces estaban las lonjas de las antiguas pescaderías, que se encontraban en un lugar más céntrico y representativo.
Originalmente, la entrada principal del Ayuntamiento se encontraba en la Plaza de San Francisco, cuya fachada es uno de los ejemplos más representativos del estilo plateresco que pueden encontrarse en España (ver entrada Ayuntamiento de Sevilla), pudiéndose ver todavía los restos del apeadero de caballos del antiguo Monasterio. Restos del muro del Ayuntamiento antiguo se ha conservado en el interior del actual.

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