Con motivo de agradecimiento a la Infanta María Luisa por ceder los terrenos del Palacio de San Telmo que posteriormente se convertirían en parque público para disfrute de todo el mundo, el Ayuntamiento de Sevilla decide homenajearla colocando en una de sus glorietas una estatua conmemorando el detalle al mismo tiempo que bautizaba el parque con el nombre de “Parque urbano Infanta María Luisa Fernanda” (con el tiempo quedaría reducido tan insigne nombre por el cariñoso apelativo de “Parque de María Luisa”). La estatua fue encargada al afamado escultor Antonio Susillo el 23 de marzo de 1893, y el 17 de diciembre presentó un proyecto.
El 20 de marzo de 1894 la Academia de Bellas Artes de Sevilla, resolvió no aprobar el proyecto del escultor. El inesperado fallecimiento del escultor supuso su no realización hasta 1929 que de manos del escultor Enrique Pérez Comendador pudo conmemorarse el hecho con una estatua de piedra de la Infanta con una flor en la mano (que parece ser que simboliza a su hija María de las Mercedes). En 1972 fue trasladada a la plaza de los Cisnes (antigua plaza de la Aduana) de Sanlúcar de Barrameda, siendo sustituida por otra copia igual pero fundida en bronce ubicada en el sitio donde se puede observar hasta hoy.
La vegetación que rodea al monumento está compuesta por un ombú (femenino) o árbol de la bella sombra (Phytolacca dioica) también conocido como zapote, originario de Sudamérica; una morera blanca (Morus alba) originaria de China cuyo fruto es comestible y un almez (Celtis australis). En su base hay plantas de flor.
El primer ombú que se importó de tierras americanas es el que se conserva en el Monasterio de la Cartuja, al principio del descubrimiento del Nuevo Mundo, ahora se pueden observar en múltiples puntos de la ciudad.
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