martes, 3 de julio de 2007

Priego de Córdoba


Todo en vano ante las eficientísimas legiones de Roma. De nuevo en la carretera 432, tenemos la posibilidad de ver un discreto prodigio de la vida silvestre. No coge muy lejos de la ruta. Está en las lagunas del Salobral, o en las cercanas Honda o en la de El Chinche, ya cruzada la raya de Jaén.

Nuevamente precisaremos de la discreción y el silencio al acercarnos al humedal. Si no lleva los prismáticos anteriormente consignados, el viajero es invitado a saltarse estas líneas y seguir leyendo después del punto y aparte. Si no, recorrerá ocularmente las anátidas junto a los carrizos y al lado de especies más comunes verá un pato rechoncho cuyo pico tiene un asombroso y reluciente color azul claro. Sepa el viajero que debe disfrutar de su visión porque es una especie única en Europa y de la cual quedan muy pocos ejemplares. Técnicamente soporta el feo nombre de Oxyura leucocephala, pero todos sus compañeros de laguna saben que a él le encanta que se le conozca por el apelativo vulgar de pato malvasía.

Vuelto a su coche, su moto, su bici o sin haber salido de sus piernas, el viajero ha tenido un sueño breve, quizá un pestañeo. No sabe. Es tan inmensurable el tiempo de los sueños... Había visto estos mismos lugares asolados, sin cultivos, revueltos de calvas en el terreno, arbustos, y algunas manchas de encinares y carrascas. Y nada humano alrededor. No quiere creer que sea una premonición. Más le vale pensar que es el pasado.

Ha soñado bien. En un segundo ha entrevistado dos siglos de frontera, años de mutuas algaradas que dejaban sin gente ni cultivos lo que se conocía por banda morisca y se extendía bordeando con mayor o menor anchura estas volátiles fronteras del Reino de Granada. Ya al pasar junto a la abandonada estación del tren, junto a Luque, había observado, sobre dos cerros, dos blocaos de la última guerra civil, uno a cada lado de la ruta. Y ahora el sueño le ha confirmado la larga imagen de tierra de nadie que fueron estos mismos campos que hoy cruza.

Y de repente le viene añadido un dilema que deshará tomando las dos soluciones, una tras la otra; y es que, no sabiendo si tirar por Alcaudete o por Priego, se ha decidido por los dos. Primero ha visitado Priego y ha tenido que beber el agua de la más majestuosa fuente tardobarroca que ha visto en toda Andalucía.

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