El Complejo Endorreico o Conjunto Lagunar de Utrera formado por las Lagunas de Alcaparrosa, Zarracatín y Arjona, declarado como Reserva Natural. El relieve de esta zona comienza a configurarse alomado aunque de forma suave, llegando la altitud de 30 a 73 metros. Dichos terrenos están formados por margas y arcillas correspondientes al cuaternario, sobre los cuales se originan vertisoles. Las pendientes moderadas y la edad de formación reciente, no han desarrollado una red fluvial dominante, por lo
que se han formado estos conjuntos endorreicos y de aguas temporales.
Clima:
El área donde su ubica el Complejo Endorreico se encuadra en un clima Mediterráneo Subhúmedo, de inviernos suaves y lluviosos seguidos de un prolongado período estival. La temperatura media anual es de 15’6º C, con una oscilación térmica media de 16’4º C. Las temperaturas mínimas se dan entre los meses de diciembre y enero, aunque
térmicamente se caracteriza la zona por tener inviernos suaves, que reducen considerablemente el riesgo de heladas. Los veranos, en cambio son largos (de junio a septiembre) y calurosos, alcanzándose las temperaturas máximas en el mes de julio, en el que los valores absolutos con frecuencia sobrepasan los 40º C.
Las precipitaciones medias anuales se sitúan en torno a los 687 l/m2.
Pero a lo largo del año estas precipitaciones se distribuyen de forma desigual, registrándose dos umbrales muy igualados en los que se registran valores por encima de los 100 l/m2, uno de invierno, centrado en el mes de diciembre, y otro de primavera, marzo. El período de sequía coincide con los meses de verano, de junio a agosto, siendo las lluvias caídas durante el mes de julio casi inapreciables.
Fauna:
El Complejo Endorreico de Utrera, posee un alto valor ecológico para la avifauna, ya que constituye un punto clave para el mantenimiento, reproducción, y descanso durante las migraciones de numerosas especies de aves acuáticas. Además, su posición geográfica, próxima a las marismas del Guadalquivir, lo convierte en hábitat alternativo, junto con el cercano embalse de Torre del Águila, que constituye otro importante enclave de interés faunístico.
Debido al carácter estacional y a la gran variabilidad intra e interanual del régimen de inundación de las lagunas, la presencia de la avifauna no es constante, estando condicionada tanto por el nivel de encharcamiento, como por la disponibilidad de macrófitos sumergidos, base alimenticia para la mayoría de las aves acuáticas.
Atendiendo a su número, son las anátidas y los rálidos, en especial la
focha común, las especias más abundantes en estas lagunas. En cuanto a la presencia de especias faunísticas singulares, éstas sólo visitan las lagunas ocasionalmente, como es el caso de la malvasía en la laguna de Arjona, que incluso nidifica algunos años, dependiendo de la disponibilidad de agua; el flamenco, que suelo acudir a la laguna de Zarracatín, y el calamón en la laguna de Alcaparrosa.
Entre las anátidas, el pato real, el ánade silbón, el pato cuchara, la cerceta común y el porrón común son las especies más asiduas. Otras acuáticas menos numerosas son el zampullín chico, el ánade friso, etc.
Entre los ardéidos son abundantes la garcilla bueyera, la garceta y la garza real. Otras especies no acuáticas comunes en el complejo son el abejaruco, la abubilla, la agachadiza común, o el aguilucho lagunero.
Los láridos también frecuentan el espacio, si bien de modo irregular, siendo o abundantes la gaviota sombría y reidora, así como el fumares cariblanco y la pagaza piconegra. En su paso migratorio es corriente la presencia de limícolas, sobre todo en las lagunas de Zarracatín y Arjona, como la avoceta, la cigüeñuela, el archibebe común y diversas especies de chorlitejos.
El resto de los grupos faunísticos están menos representados y son peor conocidos. Entre la hepertofauna, hay que mencionar la rana común, el sapo común, el sapillo pintojo, etc. Entre los mamíferos más comunes están los roedores, el conejo y la liebre, y entre los mamíferos carnívoros se encuentra la comadreja y en menor número el zorro, la jineta y el tejón.
Estas lagunas, cercanas entre sí, suponen un lugar de reposición para aves que van de paso, así como hábitat para especies invernantes relacionadas con el Parque Nacional de Doñana, y las Marismas del Guadalquivir.
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