domingo, 28 de octubre de 2007

Peñaflor


Peñaflor es una localidad de la provincia de Sevilla. En el año 2006 contaba con 3.719 habitantes. Su extensión superficial es de 85 km² y tiene una densidad de 43,8 hab/km². Sus coordenadas geográficas son 37º 42' N, 5º 20' O. Se encuentra situada a una altitud de 52 metros y a 74 kilómetros de la capital de provincia, Sevilla.

Peñaflor pertenece a la comarca de la Vega Alta y está situado en las estribaciones de Sierra Morena, al noreste de la provincia de Sevilla en contacto con la de Córdoba y sobre la margen derecha del Guadalquivir, a 74 km de Sevilla y a 18 de Lora del Río, cabecera del partido judicial.

Historia:

El origen del municipio es turdetano, como demuestran los numerosos restos arqueológicos y el antiguo nombre de Celti en tiempos de los fenicios. Ya por aquel entonces era Peñaflor un paraje importante para la pesca, tanto es así que tal vez fue en este lugar donde se crearon las primeras fábricas de conservas de pescado de toda España, para lo cual se utilizaban las técnicas fenicias importadas.

No obstante estos prolegómenos, los auténticos orígenes del pueblo se deben a la época de la colonización romana, cuando recibía el nombre de Cava Hispalensis y acuñaba moneda propia con las inscripciones de Municipium Celtitanum, Celtitam y Celsitam. Su ubicación estratégica propició su defensa, para lo que se construyeron murallas y un Castillo del que hoy queda la Torre del Homenaje. Este factor se incrementó en tiempos de los árabes cuando la villa atravesó uno de los momentos de mayor esplendor.

Tras la Reconquista, el territorio pasó a propiedad del Señorío de Baena, hasta que algo mas tarde se constituyó el Marquesado de Peñaflor. Como tal permaneció hasta el siglo XIX, en que obtuvo su independencia municipal como Ayuntamiento Constitucional.

El Río Guadalquivir ha sido y es elemento fundamental en la historia y en la propia estructura urbanística y socioeconómica del núcleo. A ello ha de unirse la presencia del ferrocarril cuyas vías discurren en paralelo al cauce y que junto al trazado de la carretera han determinado la estructura urbana de Peñaflor.

El núcleo originario de la villa actual, se situaba en torno al castillo, una vez que se abandona el área ocupada por la ciudad romana ubicada al oeste de la ciudad actual en un amplio perímetro en torno a la ermita de la Encarnación. Las expansiones posteriores toman una estructura lineal, apoyándose en los distintos trazados de la travesía de la carretera comarcal 431 que, con anterioridad a su trazado actual discurría en un principio por la calle Juan Carlos I y, mas tarde, por la calle Ramón y Cajal. Una vez superada por la edificación la carretera, las expansiones más recientes se han producido hacia el norte, en dirección al polideportivo y hacia el este, en torno a la carretera que se dirige al poblado de La Vereda.

Las distintas etapas de desarrollo urbano de Peñaflor han configurado una estructura actual muy compacta, únicamente rota en la zona este del pueblo debido a las prohibiciones de edificar en la zona del yacimiento arqueológico. La estructura lineal del núcleo ha ido transformándose en una estructura más ortogonal en el plano actual debido a los distintos trazados de la carretera que se han descrito en el párrafo anterior.

Entre la riqueza monumental que encierra el municipio, cabe destacar en primer lugar, el yacimiento arqueológico de Celti que ocupa una gran parte de la zona urbana más occidental del núcleo y que es objeto de continuas excavaciones arqueológicas de gran importancia.

Igualmente merece destacarse la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol construida en el solar de una precedente de tipo mudéjar que se vino abajo a causa del terremoto de 1755. De la actual destacan su torre y su cúpula de hermoso estilo barroco sevillano.

Son de señalar también, el antiguo Convento franciscano de San Luis, de mediados del siglo XVIII, la ermita de Nuestra Señora de la Encarnación, de estilo barroco y la de Nuestra Señora de Villadiego, adosada a una torre medieval de planta octogonal y en cuyo interior, se observa una interesante colección de piezas romanas.

Por último, destacar los restos de la fabrica de harinas situada entre la vía de ferrocarril y el río que constituyen un digno ejemplo de arqueología industrial, muy escaso en la provincia y que aprovechaba un salto de agua para la generación de energía eléctrica.

Fuente: http://www.sevillaweb.info

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