Entre las actuales calles Tintes y Mosqueta existió en su día uno de los más hermosos accesos a la ciudad de Sevilla, una bella puerta con tráfico de carros y mercancías que llegaba a ocasionar frecuentes quejas entre el vecindario por lo intransitable de la calle y la suciedad que en ella se acumulaba; enladrillada en numerosas ocasiones por el deterioro ocasionado por este trasiego, fue definitivamente adoquinada en los años 1916-18.
La puerta de Carmona ha sido y continúa siendo una de las principales entradas de la ciudad de Sevilla, y la calle San Esteban uno de sus principales ejes -que se continúa en la calle Águilas hasta llegar a la plaza de la Alfalfa, antiguo Foro- identificado con el decumeno romano, es decir, la vía principal de la urbe con trazado este-oeste. Buena parte de su historia está relacionada con el trasiego de mercancías, el paso de personajes históricos o literarios o el Vía Crucis que desde el siglo XVI iba desde la plaza de Pilatos hasta la Cruz del Campo, como atestiguan los diferentes azulejos que encontramos en este itinerario. Pero no menos trascendencia tiene que a la puerta de Carmona llegaban las arcadas de los Caños de Carmona, trayendo agua potable desde la localidad de Alcalá de Guadaira hasta las primeras décadas del siglo XX; dos restos del mismo engalanan el barrio y dan fe de aquella obra hidráulica romana y reacondicionada por los árabes. En esta puerta de la ciudad estaba el arca general de distribución de aguas, desde donde se surtían la mayor parte de las fuentes de la ciudad y donde existió un gran abrevadero para el ganado, distribución de aguas que perduró hasta comienzos del pasado siglo en que se acordó la construcción de una tubería subterránea.
Pasada la muralla, el viajero encontraba la iglesia de San Esteban que, según la tradición, se levantó sobre una mezquita, y en ella se encuentra el Cristo del Buen Viaje, donde oraban los viajeros antes de salir de la ciudad o a la entrada de la misma.
La Calzada:
Volviendo extramuros, el barrio de La Calzada -por la calzada romana que llegaba a la ciudad con este mismo trazado- fue un arrabal que ya estuvo habitado en tiempos de los visigodos, creando alrededor del monasterio de San Cristóbal, que fue fundado por el rey godo Atanagildo en el año 580 y desaparecido en el 711 tras la invasión árabe. Tras la Reconquista nuevamente se fueron construyendo viviendas, muchas de ellas posadas para aquellos que encontraban las puertas cerradas a su llegada a Sevilla. Se desarrolló a modo de cuña entre el Campo de los Mártires y la Calzada de la Cruz del Campo (Luis Montoto), ejes principales del arrabal que comenzó a construirse en el siglo XVII en la zona extramuros de levante en torno al monasterio de Santo Domingo, filial de Santo Domingo de Silos, que persistió hasta la exclaustración general de frailes de 1835 quedando el templo como Parroquia de San Benito, tal y como la conocemos. En las inmediaciones del monasterio, entre 1513 y 1835, se fue formando La Calzada, que ya a mediados del XVII había consolidado su entidad, antes confundida con San Roque y ahora bien delimitada por el curso del Tagarete; no obstante, el tramo entre la iglesia y la puerta de Carmona data del siglo XIII, y en él se encontraba el puente sobre el arroyo, más conocido por la Alcantarilla de las Madejas, del que aún podemos apreciar un trozo, junto a los restos de los Caños de Carmona que aparecieron en 1992 al demoler el puente sobre las vías del ferrocarril, del que La Calzada no guarda grato recuerdo porque con su trazado viario creó nuevas barreras entre la ciudad y él a mitad del siglo XIX, lo que incrementó su carácter marginal, acentuando por los continuos desbordamientos del arroyo Tagarete y el embalsamiento de aguas putrefactas en el Prado de Santa Justa.
Liberados del Tagarete:
Cuentan las crónicas que a finales del siglo XVIII sus vecinos, entre los que se encontraban numerosos trabajadores de la Fábrica de Tabacos, eran gente pobre, situación que llegó al siglo XX hasta que el barrio quedó liberado con la canalización del Tagarete y las vías del ferrocarril.
El vecino barrio de San Roque nació en el siglo XIII con pequeñas casas aisladas y se consolidó en el XVII con la construcción de una capilla con carácter de "ayuda de parroquia" del título de San Roque que en 1830 obtuvo la categoría de Parroquia. Aunque en aquellos tiempos el barrio incluía algunas de las calles que se localizan en la acera de enfrente de la calle Recaredo y María Auxiliadora -Puñonrostro, conde Negro, San Primitivo, etc.- hoy día tiende a identificarse al barrio con la manzana que forman Recaredo-Saturno-José Laguillo-Juan Antonio Cavestany y Luis Montoto.
Al otro lado queda La Florida, en terrenos de la Huerta del Espantaperros, que recibe el nombre por una casa de baños que allí hubo desde 1875, fecha en que también se edifican las primeras casas de la zona.
Fuente: ABC.
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