miércoles, 18 de julio de 2012

Los imbéciles no van al infierno


En 1960 cumplí quince años con una clara tendencia a la imbecilidad. En la década que empezaba, dada mi doble condición de cretino y soplagaitas, que me había creído que por pellizcar el culo a una chavala me condenaba al fuego eterno, la única posibilidad para ser admitido en un grupo de gente de mi edad era convertirme en el pringaíllo que ponía discos en los guateques. Último recurso al que agarrarme para conseguir, aunque solo fuera los sábados por la noche, un lugar bajo la luna. Estos son los recuerdos de un chaval que ponía discos en los guateques, en la Sevilla de Campanal, Bueno Monreal, la Feria en el Prado de San Sebastián y las riadas del Tamarguillo; un chaval, que si bien no tenía muchas luces de que presumir, al menos nunca salió a la calle sin llevar en sus bolsillos cuarto y mitad de curiosidad, la obsesión por un romance y un cachito de locura.

Título: Los imbéciles no van al infierno.
Autor: Rafael Serrano.
Nº de páginas: 174.
Editorial: Universidad de Sevilla. Secretariado de Publicaciones.
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo.
ISBN: 9788447214129.
Año edición: 2012.
Plaza de edición: Sevilla.

1 comentario:

manipulador de alimentos dijo...

jajjaja has retratado la esencia del ser humano vhaval! felicidades.