Jesús Alvarado.- Hay por estos lares una serie de personas muy cortitas, muy limitaditas de todo, que en las últimas semanas andan los poresitos míos diciendo toda clase de pamplinas (determinadas mentes no dan para más) sobre el hecho de que el más grande equipo del Sur de España sea el mejor equipo del mundo.
Estos poresitos míos estoy casi seguro de que esta noche no duermen.
Les voy a explicar a los poresitos estos cuáles son los motivos que te llevan a ser el mejor equipo del mundo.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo hay que haber ganado la Copa de la UEFA, hay que estar primeros, colíderes, en la poderosa Liga Española, hay que estar pendiente de 34 minutos de juego para, si Dios quiere, estar en semifinales de Copa.
El mejor equipo del mundo tiene que llevar más de dos años jugando competición europea sin que nadie tenga huevos de eliminarlo.
He dicho huevos porque quería decir huevos.
Lo diré más veces en este post.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo hay que tener al mejor portero de España defendiendo el marco. Un portero que no sólo salva puntos domingo tras domingo con sus paradas, sino que también es capaz de marcar un gol de cabeza en el minuto 93 de un partido que te tiene eliminado en la lejana Ucrania.
Un portero que rematando de cabeza te lleva a una prórroga que luego te llevará, por segunda vez en más de cien años de vida, a los cuartos de final de una competición europea.
Un portero que haga esto, además, habiendo tenido varios días a su nene pequeñito ingresado en el hospital y, precisamente, el día en el que el niño recibe el alta.
Para ser el mejor equipo del mundo hay que salir a jugar la vuelta de unos octavos de final de UEFA en terreno extraño de la forma en que hoy lo ha hecho el Sevilla FC, trayendo un empate a dos de la ida.
Para ser el mejor equipo del mundo hay que, después de fallar ocho o nueve ocasiones de gol, seguir con la fe inagotable de este Sevilla poderoso.
Para ser el mejor equipo del mundo hay que dejar claro que se es el Campeón actual de la Copa de la UEFA y hay que darle lustre al Campeonato levantando un uno acero y un dos a uno, y ganando en la prórroga con gol, qué alegría, de Chevantón, ese jugador en el que muy pocos creen pero en el que yo confío y nunca he dejado de confiar.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo hay que ser capaz de dar la lección que el más grande equipo del Sur de España ha vuelto a dar no ya a Europa, sino al mundo entero.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo, criaturas, hay que tener los huevos (iba a decir los cojones) que tiene el Sevilla Fútbol Club.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo hay que llegar a ser (en marzo) el único español que se mantiene en tres competiciones, habiendo ganado ya la Supercopa de Europa.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo hay que tener una afición como la que tiene el Sevilla FC, esa afición que hoy ha vuelto a llorar de orgullo.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo hay ir mañana a Glasgow a devolver la Copa que nos cambió la vida, y estar en el bombo ese donde ya sólo quedan (otra vez) ocho equipos europeos.
Para llegar a ser el mejor equipo del mundo, criaturas mías, hay que llamarse Sevilla Fútbol Club.
Con dos huevos.
Y he dicho huevos porque era lo que quería decir.
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