viernes, 17 de septiembre de 2010

Las Meninas

Conocida popularmente desde el siglo XIX como Las Meninas, el cuadro fue titulado originalmente como La familia de Felipe IV y es, probablemente, la obra más importante del pintor español Diego Velázquez. Es una pintura realizada al óleo sobre un lienzo de grandes dimensiones, con las figuras representadas a tamaño natural. Aunque no tiene firma ni fecha, por fuentes indirectas se data en 1656. Se halla expuesta en el Museo del Prado de Madrid.Es una de las obras pictóricas más analizadas y comentadas en el mundo del arte. El tema central es la infanta Margarita de Austria, aunque la pintura representa también otros personajes, incluido el propio Velázquez. El artista resolvió con gran habilidad todos los problemas de composición del espacio, la perspectiva y la luz, gracias al dominio que tenía del color y a la gran facilidad para caracterizar a los personajes. Un espejo representado al fondo de la pintura refleja las imágenes del rey Felipe IV de España y su esposa Mariana de Austria, según unos historiadores, entrando a la sesión de pintura, y según otros, posando para ser retratados por Velázquez; en este caso serían la infanta Margarita y sus acompañantes los que venían de visita para ver la pintura de los reyes.

Velázquez pintó este cuadro en 1656, año perteneciente al reinado de Felipe IV, penúltimo monarca de la dinastía de los Austrias. Hacía más de diez años (1643) que había tenido lugar la caída del valido Conde-Duque de Olivares, y ocho años (1648) del final de la Guerra de los Treinta Años con el resultado de la Paz de Westfalia, cuyas consecuencias para España y el reinado de Felipe IV fueron una clara decadencia. En el año en que Velázquez pintó Las Meninas, el rey estaba ya muy envejecido y con evidentes signos de cansancio bien demostrados en la obra del mismo autor, Retrato de Felipe IV (entre 1656 y 1657). Fue en este año de 1657 cuando Inglaterra y Francia pactaron el reparto de las posesiones españolas en Flandes, comenzando un duro ataque contra la monarquía española, que terminó con la derrota de Dunkerque por parte de Felipe IV y la firma del Tratado de los Pirineos en 1659.

En cuanto al arte pictórico, Velázquez tuvo contacto en estos años cercanos a Las Meninas con Francisco Rizi, que en 1655 fue nombrado pintor del rey y en 1659 trabajó en la decoración del Salón de los Espejos del Alcázar junto con Carreño y bajo la supervisión de Velázquez. Juan Carreño de Miranda fue amigo y protegido de Velázquez aunque pertenecía a una generación más joven. Dos años después de terminado el lienzo de las Meninas, en 1658, se encontraban en Madrid junto con Velázquez los grandes pintores Zurbarán, Alonso Cano y Murillo. Zurbarán testificó y tomó parte activa en el proceso que finalmente permitió a Velázquez ingresar en la Orden de Santiago.

Personajes:

La numeración de los personajes corresponde a la que aparece en la ilustración de arriba.

1- La infanta Margarita, la primogénita de los reyes, es la figura principal. Era la única superviviente de los varios hijos, que fueron naciendo y muriendo, y que hasta la fecha habían tenido los reyes. La infanta Margarita fue la persona de la familia real más retratada por Velázquez, ya que desde muy joven estaba comprometida en matrimonio con un pariente materno, y se enviaban, cada cierto tiempo, retratos realizados por el pintor para informar a Leopoldo I sobre el aspecto de su prometida. Se conservan de ella sobresalientes retratos en el Museo Kunsthistorisches de Viena. La pintó por primera vez cuando no había cumplido los dos años de edad. Ese cuadro se encuentra en Viena y se considera como una de las joyas de la pintura infantil. Velázquez la presenta vestida con el guardainfante y la basquiña gris y crema (falda exterior con pliegues en las cadera); tiene cinco años y está acompañada de sus meninas y de otros personajes.

2- Doña Isabel de Velasco, hija de don Bernardino López de Ayala y Velasco, VII conde de Fuensalida y Gentilhombre de Cámara de su Majestad. Contrajo matrimonio con el duque de Arcos y murió en 1659, tras haber sido dama de honor de la Infanta. Es la menina que está en pie a la derecha, vestida con la falda o basquiña de guardainfante, en actitud de hacer una reverencia.

3- Doña María Agustina Sarmiento de Sotomayor, hija del conde de Salvatierra y heredera del Ducado de Abrantes por vía de su madre, Catalina de Alencastre, que contraería matrimonio más tarde con el conde de Peñaranda, Grande de España. Agustina pleitearía por sus derechos a suceder en el Condado de Monterrey. Es la otra menina, la situada a la izquierda. La Infanta ha pedido un poco de agua para beber y doña María Agustina le ofrece una bandeja con un búcaro; es decir, una vasija hecha de arcilla porosa y perfumada que refrescaba el agua. La menina inicia el gesto de reclinarse ante la real persona, gesto propio del protocolo de palacio.

4- Mari Bárbola. Entró en Palacio en 1651, año en que nació la Infanta y la acompañaba siempre en su séquito, «con paga, raciones y cuatro libras de nieve durante el verano». Es la enana hidrocéfala que vemos a la derecha.

5- Nicolasito Pertusato, enano italiano, está a su lado y aparece golpeando con su pie a un mastín pintado en primer término, con aire tranquilo. Nicolasito llegó a ser ayuda de cámara en Palacio.

6- Doña Marcela de Ulloa era la Camarera Mayor (o guarda mayor de la princesa), viuda de don Diego de Portocarrero y madre del famoso cardenal Portocarrero. Antes había servido a la condesa de Olivares. Está colocada en la pintura detrás de doña Isabel. Va adornada con tocas de viuda.

7- El personaje que está a su lado, medio en penumbra, es un guardadamas, pero no lo menciona Palomino en su relato, aunque los estudios recientes aseguran que se trata de don Diego Ruiz Azcona, prelado vasco de familia hidalga que fuera obispo de Pamplona y arzobispo de Burgos, ostentando el cargo de Ayo de los Infantes de España.

8- Don José Nieto Velázquez (tal vez pariente del pintor) es el personaje que se ve al fondo del cuadro, en la parte luminosa, atravesando el corredor por un vano cuya puerta abierta nos muestra los típicos cuarterones tan de moda en aquellos tiempos. Este señor fue jefe de la Tapicería y Aposentador de la reina. Como dice el crítico de arte Harriet Stone, no se puede estar seguro de si su intención es entrar o salir de la sala.

9- A la izquierda y delante de un gran lienzo, el espectador ve al autor de la obra, Velázquez. Está de pie y mantiene en sus manos la paleta y el pincel, en una actitud pensativa, como si examinase a sus modelos antes de aplicar otra pincelada. Está trabajando rodeado de unos personajes cuya identidad se conoce totalmente.

10
y 11- Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, en la lejanía del cuadro, se reflejan en un espejo detrás del pintor. Los reyes están entrando en el aposento o quizá Velázquez está pintándolos. Se hallan "fuera del cuadro", más o menos en el lugar donde está el espectador. Es un truco que nos integra en la pintura, fusionando realidad y apariencia.

Otros elementos:


En primer término se puede observar un perro, un mastín español; está en una actitud de reposo, sin inquietarse ni siquiera cuando siente el pie del enano Pertusato.

Por encima del espejo en el que se reflejan los reyes se ven dos cuadros. Son copias realizadas por Juan Bautista del Mazo de Minerva y Aracné, de Rubens, y Apolo y Pan, de Jacob Jordaens. Ambos cuadros se hallaban efectivamente en dicho salón, según documentos de la época; pero se cree que Velázquez los reprodujo porque esconden alusiones a la obediencia debida a los reyes y al castigo que acarrea incumplirla. También representan, de una manera simbólica, la superioridad de las artes, un oficio noble, sobre el trabajo artesanal. En aquella época, Velázquez dedicaba esfuerzos para conseguir la distinción de caballero de la Orden de Santiago, ya que a los pintores en España se les trataba como simples artesanos, a diferencia de otros países (como Italia), donde los monarcas y pontífices les concedían el reconocimiento de grandes cortesanos.

Velázquez nos presenta en esta obra la intimidad del Alcázar de Madrid, y con su maestría nos hace penetrar en una tercera dimensión: el espacio, plasmado más con luces y sombras que con líneas de perspectiva. Se suele decir que Velázquez llegó a plasmar la perspectiva aérea: que «pintaba el aire». Esto es así, ya que conoció libros de óptica y además observó el efecto que la distancia, la luz y demás agentes ejercían sobre las formas y colores. Hay que precisar que con su actual ubicación e iluminación en el Museo del Prado, Las Meninas no muestra plenamente dicho efecto, pues requiere una luz más tenue y focalizada, la habitual en los salones palaciegos. En 1984-89 la obra había estado en una pequeña sala bajo luces dirigidas, pero en 1990 (coincidiendo con la exposición antológica de Velázquez) fue cambiada de lugar en atención al incesante flujo de turistas y grupos guiados.

Fuente:
Wikipedia.

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