Dentro de la Catedral de Sevilla, en el Patio de los Naranjos, colgado de los techos de una nave, hay cuatro objetos sorprendentes: un cocodrilo, de tamaño natural, un bocado o freno de jirafa de gran tamaño, un bastón de mando y un colmillo de elefante. La explicación de estos objetos proviene del año 1260, el sultán de Egipto, se enteró de que el reino de Castilla tras la reconquista de Andalucía, había pasado a ser una gran potencia europea, deseoso de entablar relaciones políticas y económicas, envió una embajada al rey Alfonso X el Sabio, para pedirle la mano de su hija Berenguela. La embajada trajo regalos entre los que destacaban un colmillo de elefante, un cocodrilo del Nilo, vivo, y una altísima jirafa.
El rey echó al cocodrilo a una alberca del Alcázar, y a la jirafa, que se quedó en los jardines de éste. Pasado el tiempo y muertos los animales, disecó al cocodrilo y lo rellenó de paja y lo colgó en el Patio de los Naranjos junto con el freno de la jirafa, pues sólo quedó esto de ella, y el colmillo de elefante. Años más tarde, al regresar el embajador castellano de Egipto, se trajo la vara o insignia, ya inútil, y lo colgó con los otros tres elementos.
Unos dicen que el actual cocodrilo es el verdadero; en cambio otros afirman que el tiempo lo destruyó y se sustituyó por el que ahora se puede ver, que, debido a la suciedad, parece real. Hay también quien afirma que estos sñimbolos representan las virtudes teologales, pero en este caso no sabemos qué hacer con el cocodrilo y el colmillo.
Sea como fuere, el lagarto, a pesar de lo escondido que está, lo conocen todos los niños de Sevilla, ya que antes era la primera -y, para muchos la última- oportunidad de ver un cocodrilo tan grande.
2 comentarios:
Felicidades por tu blog y tus palabras. Te invito a visitar el blog "EL Lagarto de la Catedral de Sevilla"
Muchas gracias por sus palabras de agradecimiento para con mi blog y por la invitación al suyo. Ahora me pasaré.
Reciba un saludo cordial y sea bienvenida a ésta, su casa.
Publicar un comentario