martes, 21 de agosto de 2007

Nuestro escudo


El escudo del Sevilla. Maravilloso enjambre de líneas curvas y rectas que todos los sevillistas llevamos en nuestro corazón.

Lo veo y languidezco. Con solo tocarlo me estremezco. Paso mi dedo lentamente por su borde dorado con sabor a gloria bendita. Juego con él hasta detenerme en su centro. Ese centro de nuestro corazón rojiblanco que representa a un balón revestido de cuero sobre el que brilla un aura centenaria que protege sus 6 líneas curvas.

Continúo hacia abajo, dibujando líneas con mi dedo, acariciándolo con las yemas y encontrándome con once barras, seis blancas y cinco rojas. El blanco y el rojo. El rojo y el blanco. Blanco de cal de los pueblos de Andalucía que se junta al rojo de la pasión. ¡Qué maravillosa fusión de colores!. Cinco barras rojas como cinco son los títulos que le he visto levantar al cielo.

Una barra roja por cada título de su glorioso palmarés en estos últimos quince meses.

Once barrotes en total que me hacen preso de un sentimiento indescriptible.

Sigo acariciándolo, surcando entre las barras de paz y amor y me detengo a su derecha, donde me aguardan tres letras entrelazadas. Una "S", una "F" y una "C". SFC. Sevilla Football Club. ¿Cómo no ibas a ser tú quien tuviera que llevar el nombre de Sevilla por el universo?

Y a su izquierda la sevillanía. Esa Sevilla que llevamos casi 102 años abanderando y defendiendo a diestro y siniestro. No lo hemos hecho San Fernando. No te hemos dejado. Ni nunca lo haremos. Sentado en tu trono, con tu corona y tu espada has contemplado la victoria de nuestros gladiadores hasta en nueve ocasiones, del mismo modo que tú también saliste victorioso en la Sevilla andalusí. Felices deben estar también los obispos San Isidoro y San Leandro que con sus mitras y báculos completan nuestro bendito escudo.

Ese escudo que llevamos en pins, bufandas, banderas, camisetas y en innumerables objetos que nos hacen sentirnos más dichosos cuando los vemos. Un escudo en bufandas que besamos con un acto reflejo cuando marcas un gol. Un escudo en banderas que vitorean alegres en el aire.

Siempre un escudo.

Siempre en nuestro corazón.

Un escudo cosido a mano en mi camiseta, que late con fuerza.

Un escudo que refleja un sentimiento: el tuyo y el mío.

Escudo y corazón.

Un escudo que defenderemos hasta la muerte.

Corazón y escudo.

Un escudo para una palabra con siete letras:

Sevilla.

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