El Centro de Sevilla es el más digno representante de una ciudad que cuenta con más número de edificios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, edificios que forman un conjunto abierto en el que caben además los vecinos y cada una de las actividades de la vida cotidiana que estos desarrollan, imprimiéndole un carácter personal que hacen que esta ciudad sea única en el mundo porla comunión de sus atractivos.
La Plaza Nueva es, junto a la de la Encarnación, uno de los céntricos puntos neurálgicos dentro de la actividad diaria de la ciudad. Preside la misma el monumento ecuestre de San Fernando, patrón de la ciudad, y en ella se encuentran, además del Ayuntamiento, oficinas centrales de distintas entidades bancarias, así como importantes comercios. La configuración central de la plaza es, a grandes rasgos, similar a la que tuvo tras su inauguración en 1852, aunque ha sufrido importantes modificiaciones con el paso de los años, en especial hace dos con la peatonalización de todo el alrededor de la misma y la llegada del Metro-centro. El monumento central, levantado en 1924 según el proyecto de Juan Talavera -que realizó asimismo el edificio de la Telefónica, también situado en la plaza- es obra del escultor Joaquín Bilbao y en su basamento cuenta con cuatro esculturas, tres de personas relacionadas con la Conquista de Sevilla y otra de Alfonso X el Sabio. También es digno de señalar que el espacio que ocupa la Plaza Nueva fue en el pasado y hasta tiempos de los visigodos el cauce de un brazo del Guadalquivir, hecho que confirman distintos hallazgos arqueológicos, como restos de embarcaciones romanas y cimientos de muelles. Más adelante, los Franciscanos edificaron en este lugar el mayor convento de todos los que poseían en España, que fue desruido durante la invaión francesa. Aunque después fue reconstruido parcialmente, se demolió a mitad del pasado siglo dando lugar a la creación de esta plaza. Como testigo de aquel importante convento, dedicado a la formación de los frailes que iban camino de América, se conserva junto al edificio de Telefónica la capilla de San Onofre, célebre por sus leyendas e historias de fantasmas, entre las que destaca aquella que data de 1600 y hace referencia a los frailes condenados a decir una misa que olvidaron celebrar en vida.
Los Torneos:
Pasando el Ayuntamiento se llega a la Plaza de San Francisco, siglos atrás -en el XVI, tiempo del que data la fuente de Mercurio-, la más representativa de la ciudad y donde tuvieron lugar torneos en la Edad Media, corridas de toros y ejecuciones públicas. Frente al Ayuntamiento se halla el antiguo palacio de la Audiencia Real, que fue llamado durante los siglos XV y XVI la Casa Cuadra; es uno de los edificios más signifactivos de la llamada Sevilla americana y posee un hermoso patio. A unos metros comienza la calle Sierpes que, junto a la mayor parte de las calles principales del centro de Sevilla, posee una impresionante actividad comercial que la dota de una vida activa y donde los comercios tradicionales y los modernos se dan la mano, abarcando prácticamente al completo todo el abanico posible de productos. La Plaza del Salvador es uno de los espacios públicos mejor aprovechados para los vecinos de Sevilla. A su espectacularidad monumental -en ella se ecuentra la colegiata de San Salvador, sólo superada por la Catedral- hay que unir la presencia de tabernas y terrazas y veladores que casi a todas horas están frecuentadas por el público. A sus espaldas, la antigua Plaza del Pan -llamada así oirque aquí se vendía el pan de Alcalá de Guadaira y que en la actualidad es la Plaza de Jesús de la Pasión, también peatonalizada- nos permitirá recordar el ambiente del Siglo de Oro, mientras contemplamos los numerosos negocios que allí se localizan, algunos de ellos con siglos de existencia.
Museo del Arte:
El Centro de Sevilla es un auténtico museo del arte. Al margen de la extraordinaria belleza de sus innumerables edificios de todo estilo, en su interior se guardan piezas y obras de gran valor artístico. Buen ejemplo es el convento de la Encarnación, situado en la Plaza Virgen de los Reyes. Su capilla ocupa parte de lo que fuera la mezquita de los Osos, adaptada en el siglo XV para formar parte del Hospital de Santa Marta. En su interior merece destacarse un retablo neoclásico y numerosas esculturas y pinturas de los siglos XVII y XVIII.
Fuente: ABC.
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